Locos con Propósito

¿Bonita torre no?
Todo aquel que viene a Panamá le resulta casi irresistible fotografiar al "Tornillo" o hacerse un selfie con ella de fondo. Yo misma caí en este cliché. 

Esta torre es extraña y evidentemente única. Todos los días tengo un breve encuentro con ella, y es tan imponente que hasta suelo sonreírle cuando la veo (siempre cuido de que alguien no me esté observando). 

Verla me hace pensar en que hay cierta belleza admirable en ser diferentes, y que seguramente algo se traía entre manos Dios cuando decidió que cada uno de nosotros tendría una personalidad particular. 

Desde que existe la humanidad jamás han habido personalidades repetidas. Nunca. Dios quiere que seamos diferentes a propósito y con propósito. Él no quiere que seamos comunes, ni que hagamos lo que se supone que todos harían; pero claro, ser diferentes tiene sus consecuencias. 

Aquellos que nos atrevemos a ser diferentes (todos a la mera verdad lo somos) no encajamos tan fácilmente entre las opiniones de las personas que prefieren ser comunes. Pueden tildarte de loco sin problemas, y casi siempre pronosticarán un futuro de fracaso. Notarás que quienes lleguen a señalarte no son precisamente exitosos. Lo mejor que se puede hacer cuando eso pase es recordar a Noé, Abraham, José, Moisés, Josué, Esther, David, Jeremías, Isaías y pare usted de contar, ¡puros locos! Gente diferente que no encajaba entre las personas comunes. Pero el loco mayor, con el permiso de quien pueda sentirse ofendido, fue Jesús. Ese sí que no tiene "padrote".

Entonces, si la historia está hecha por gente que se atrevió a ser algo diferente y definitivamente LOCO, es momento de que muchos nos atrevamos a ser lo que otros no harían. Algo que te rete a ti mismo y que sepas que hará sonreír a Dios.

Sueña, sueña, sueña. Pero algo tan importante como los sueños es ir tras ellos y no sentarse a esperar que se hagan realidad.
Recuerda: eres diferente a propósito y con propósito. 


Orianna García.